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87 SAYALONGA: AROMAS DE SEDA Y NÍSPERO

martes, 7 de diciembre de 2010

Se abraza Sayalonga a sí misma gracias a sus callejas, que se extienden sobre el centro urbano y se cierran unas sobre otras, recogiendo en su regazo un pueblo blanco e inmaculado. Un municipio de aromas esenciales y profundos, de tranquilas sonoridades, que se amolda a la orografía de un barranco, adaptando sus desniveles y sus casas cúbicas a las querencias del terreno. Sayalonga, nombre sanguino y delicado, a fruto tropical, a conjunciones latinas que nos hablan de antiguas sayas largas. Es un misterio el origen de su nombre, la raíz que lo sustenta, su génesis. Más se hablaba en las crónicas musulmanas y cristianas de su anejo, Corumbela que de ella, de la desaparecida Batarxis incluso. Pero ahí está, aparecida tras una curva pronunciada como un fantasma inmaculado, como un jirón de niebla en el otoño, con sus penachos de nubes blancas provenientes de las chimeneas agitándose en el cielo cual banderolas.
Sayalonga.

Una aproximación

Sayalonga se configura como el acceso hacia el interior de la Axarquía desde Torrox, Nerja, Algarrobo o Frigiliana, los municipios costeros más orientales de la provincia de Málaga. Abre un nuevo mundo plagado de barrancos, de tajos ganados a las laderas de las montañas por los que ahora circulan las carreteras y sus coches y en el pasado fueron las trochas de arrieros, carros y caballos. Los pueblos blancos de la Axarquía que se asientan sobre el abrupto terreno, formando algunas de las más destacadas estampas de la provincia. Pequeñas poblaciones como Salares, Sedella, Canillas de Albaida o Árchez hunden sus raíces en estos terrenos desde tiempo inmemorial. Algunas más grandes como Cómpeta forman cabeza de una comarca en la que se entrecruzan, para gozo del viajero, las rutas del mudéjar y del sol y del vino. Una zona para visitar a conciencia y con tranquilidad, sin prisas, para admirar sus rincones insólitos, sus trazados urbanos imposibles, sus joyas en forma de alminar, de antiguas mezquitas, de plazuelas secretas de patios precedidos de adarves. Pertenece Sayalonga a la ruta del sol y del vino, pero bien podría pertenecer también a la del mudéjar, gracias al alminar que se conserva en el anejo de Corumbela.

Inicio del recorrido

Llegamos a Sayalonga desde Algarrobo y obviamos la primera indicación de parking, para llegar algo más arriba en su trazado y aparcar en la parte superior del municipio en un estacionamiento en batería habilitado en una cuesta. En nuestro recorrido ya hemos comprobado la estructura del municipio, adaptada al terreno y aferrada a él. Nos pertrechamos e iniciamos el descenso hacia el centro. Sayalonga posee una página web municipal que facilita muchísimo la visita al viajero. En la misma se especifican los monumentos a visitar y los horarios, se detallan las diversas historias que pueblan sus calles y se puede descargar un callejero en formato pdf completamente actualizado, útil y legible. Aún con todo, las indicaciones en forma de paneles y losetas que aparecen en sus paredes y fachadas casi nos van a hacer obviar el documento que ya nos habíamos impreso.

La iglesia, la ermita y la Alcuza

Seguimos las indicaciones hasta la amplia plaza de Rafael Alcoba. Dos niños juegan con una pelota, un grupo de mayores charla a la querencia del cálido sol de otoño. Junto a la plaza se encuentra el ayuntamiento y desde allí nos adentramos en el laberinto de calles en una visita que, para nuestra sorpresa, realizamos de una manera muy sencilla. En las placas de las calles se puede observar el nombre de la misma y sobre ella, un níspero. Esta fruta es uno de los importantes activos de Sayalonga, tan es así que el primer domingo del mes de mayo se celebra el “Día del níspero” fiesta declarada de Interés Turístico Nacional de Andalucía. Una jornada en la que se pueden degustar estos productos y sus diferentes variantes gastronómicas. Apenas a veinte metros de la puerta del ayuntamiento nos encontramos con la portada d ela iglesia de Santa Catalina, a su vera, la ermita de San Cayetano y frente a ellas el estrechísimo callejón de la Alcuza. Tanto la ermita como la iglesia son de una sencillez apabullante. Blanco exterior, de formas puras, puerta enrejada la ermita, puerta de madera la iglesia. Sobre el techado de esta última, construida en el siglo XVI sobre una antigua mezquita destaca su torre campanario octogonal. Del mismo periodo data la ermita, construida en los tiempos de cohabitación entre cristianos y musulmanes. En su interior se encuentra la imagen e San Cayetano, una escultura del siglo XVIII de gran valor artístico. Frente a ellas, el callejón de la Alcuza, vocablo que proviene del árabe y que significa embudo. “Callejón de la Alcuza. Con una anchura de 56 centímetros en uno de sus extremos, este callejón es el más estrecho de la comarca de la Axarquía”, reza una placa en su entrada. Y estrecho, es. Una persona de talla normal roza con los hombros los laterales que lo conforman. Callejón que entra en competición de estrecheces con el “Callejón de Araceli” en la vecina Canillas de Albaida. Hasta aquí regresaremos más tarde para, a través del Callejón de San Cayetano, llegar al Cementerio Redondo de Sayalonga. Antes, un visita a sus miradores.

El mirador de Morales

Continuamos camino adelante por la senda que nos marcan las placas informativas hacia el Museo Morisco. Llegamos a una bifurcación. A la izquierda al museo, a la derecha al mirador de Morales. Optamos por esta segunda opción. Abrumador es el calificativo que ha de situarse tras el paisaje que se observa desde el mirador de Morales. A la derecha vemos los vaivenes de los montes, cimas y barrancos axárquicos. Sobre ellos parece flotar el anejo de Corumbela con su torre alminar despuntando. Más allá el Parque Natural de las Sierras Tejeda y Almijara, despuntando sobre ellas, la cumbre más alta de la provincia de Málaga, la Maroma, con su cima cubierta de un manto de nieve pulquérrima. Junto a Corumbela, en segundo plano, las fincas y cortijos de Cómpeta y Canillas de Albaida, aunque no se llegan a distinguir los núcleos de población principales. Abajo, en el valle, junto al río se puede intuir Árchez. Nos sentamos en los bancos y dejamos que el fresco de la mañana nos inunde. Bancales de frutales, naranos con sus frutos, limoneros. Se oyen algunos ladridos lejanos. Las columnas de humo de las chimeneas ascienden hacia el cielo, desmadejándose. El mirador posee un panel explicativo en el que se cuenta que: “Esta calle recibe el nombre de Morales porque en esta zona era donde se encontraba una amplia plantación de morales (…) Estos morales se dedicaban a la cría del gusano de seda, exportándose esta seda desde un embarcadero que había en Torre del Mar a numerosos países europeos como Holanda, Inglaterra e Italia. Tal era la cantidad y la calidad de la producción que ésta era una de las zonas más prósperas del Reino de Granada”.

El Museo Morisco

Regresamos el camino recorrido hasta la bifurcación y tomamos la dirección d ela derecha hasta llegar al Museo Morisco de Sayalonga. “La elección de su emplazamiento viene derivada de motivos históricos. El edificio, propiedad del Ayuntamiento, ha tenido varias funciones a lo largo de la historia pues ha servido de escuela, de Ayuntamiento, ha sido taller de artesanía de adelfas... Actualmente sirve de museo tras una remodelación del edificio que ha permitido restaurar su estructura manteniendo en lo posible su configuración original y permitiendo crear un lugar que combina los nuevos adelantos con un estilo rústico, lo que ofrece una imagen de gran belleza. Así, el edificio en sí mismo ofrece una riqueza visual, mostrando arcos de herradura, puertas de gran belleza talladas a mano, paredes que emulan riqueza morisca y colores que impresiona al visitante. Su variedad, su multifuncionalidad y su contenido conforman un edificio muestra de la riqueza cultural de Sayalonga ofreciendo a sus visitantes información sobre cualquier aspecto relacionado con el patrimonio, la cultura y la historia. El edificio cuenta además con todos los avances tecnológicos desde medios audiovisuales, hilo musical... para facilitar cualquier acto que tenga lugar en el punto con ello pretende ser un centro cultural con amplias funciones y con muchas cosas que ofrecer al público”.

El Cementerio Redondo

Desde allí regresamos hasta la plaza de la Constitución, donde se ubican la iglesia y la ermita y tras ella nos ponemos en camino del Cementerio Redondo de Sayalonga. Es curioso, curioso y, efectivamente, redondo. Los muros exteriores del cementerio forma un círculo imperfecto (en realidad es octogonal), ante ellos, los nichos con forma abovedada que nos hacen recordar, un tanto, a los del camposanto de Casabermeja. Estos son más sencillos, quizá más toscos es su acabado, pero igualmente destacados y curiosos. Los nichos abovedados se superponen unos sobre otros y le dan al cementerio cierto aire de panal, de colmena. Son tres o cuatro las hileras superpuestas de manera irregular. La creencia popular atribuye esta forma de enterramiento al deseo de los sayalonguinos de no ser enterrados dándose la espalda unos a otros. En la actualidad, la parte central del cementerio se encuentra ocupada por nichos de corte más convencional. El camposanto de Sayalonga es uno de los lugares más visitados de toda la comarca de la Axarquía, llegando a recibir más de 3.00o al año. Junto a la puerta de entrada, a la izquierda se encuentra el Centro de Interpretación del cementerio. Recorremos sus callejas y sobrecoge el silencio, la estructura, el encerramiento. Contrasta su blanquísimo color con el azul del cielo. Antes de dejar Sayalonga camino de Corumbela, vamos a parar en el mirador del cementerio, desde el que se puede tener una visión perfecta de su redondez.

Corumbela

“La paloma blanca”, así la calificaron los romanos y de ahí proviene su nombre. Corumbela es una pedanía, un anejo de población con no más de 300 habitantes situado a unos siete kilómetros del núcleo principal. Se sitúa en un altozano y parra llegar hasta allí desde Sayalonga hay que seguir el recorrido por la carretera de Cómpeta, desviarse en el acceso a Árchez y desde allí seguir las indicaciones hacia Corumbela. Es una carretera estrecha y plagada de curvas, pero la llegada merece la pena. Por las vistas y por su magnífico alminar. Tenemos querencia en El Color Azul del Cielo por estas torres, normalmente adosadas a las iglesias y que en el pasado fueron las torres de las mezquitas en las que el muecín llamaba a la oración, como las que hemos visto en Salares o en el propio Árchez magníficamente conservadas. La de Corumbela se halla anexa a la iglesia de San Pedro y responde al canon de estructura en fábrica de ladrillo visto. En este caso no se encuentra muy historiada, pero esta sencillez es la que le dota de gran belleza. El templo es una construcción sencilla, de fachada blanca rematados sus doseles en color grana intenso. Desde Corumbela, otero privilegiado, se puede observar el Mare Nostrum, el caserío de Sayalonga, Canillas de Albaida y Cómpeta. Es una pedanía recogida y aislada, tranquila, plena de sosiegos y con un buen par de restaurantes donde comer.

Despedida

Imaginamos cómo teje la seda el gusano en el mirador de la calle Morales. Teje la fina materia prima que se transformará en delicada prensa para la corte de los reyes nazaríes. Viajará a Nápoles y a Venecia, al reino de Granada, a Roma y a Flandes. Viajará al lejano Oriente, a la Provenza francesa. Viajará. Nos sentamos en uno de los bancos de forja negra, contemplamos el paisaje. Llegan hasta nosotros los aromas de la brasa de naranjo, de los pucheros y ollas de otoño. Miramos allá Corumbela, como paloma blanca que es, a punto de alzar el vuelo. Todo es quietud y silencio. Imaginamos, imaginamos como el gusano de seda teje la fina materia prima que se transformará en delicada prenda.

Fiestas, gastronomía y enlaces de interés

Día del Níspero: “Se celebra el primer Domingo de Mayo en plena temporada de recogida del níspero, cuando el fruto está maduro y en todo su esplendor. En este importante día de celebración, también se dan a conocer los productos típicos y derivados del níspero como la mermelada dulce de níspero o el licor de níspero; y los productos típicos del lugar como el vino del terreno. Igualmente se hace entrega de los galardones del níspero a nivel andaluz, comarcal, y local. A lo largo de toda la jornada hay degustación gratuita de vino, nísperos y mermelada; y se venden y exponen los productos de los numerosos cursos que se imparten el pueblo a lo largo del año”, como apunta la web municipal. En cada edición se entrega el Níspero de Oro a todas aquellas personas e instituciones de relevancia que han dado en promulgar los intereses de Sayalonga.
Sopas cachorreñas: “Sin lugar a dudas es uno de los platos más peculiares con los que cuenta la gastronomía de la localidad. Según se dice este plato tiene su origen en Sayalonga popularizándose a continuación en la gastronomía de la Axarquía. Ingredientes: 2 ó 3 dientes de ajo, 1 Cucharada de aceite de oliva, 1 pimiento verde, pan a rebanadas, agua, vinagre (al gusto), sal., 1 huevo por persona. Preparación: Se pone el agua a hervir, cuando ya hierve se le echa el pimiento verde, su ajo machacado, su “mijita” de sal, y su cucharada de aceite. Cuando ya está cocido, se le echa un huevo por persona y se cuaja y se aparta en los platos con su pan picado y su vinagre”, así lo indica la página web de Sayalonga..
Enlaces: Tomamos como referencia la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol y la completísima página web municipal de Sayalonga.

Este blog queda abierto a los comentarios, anotaciones, opiniones que los navegantes deseen realizar. Nos vemos en El Color Azul del Cielo.

3 comentarios:

Pantxike dijo...

Sorprendente nombre de este pueblo blanco Sayalonga, como bien dices suena, a fruta tropical...,Israel,tomamos nota y tenemos que ir a probar los nisperos y las sopas cachorreñas.
Besitos para Anto y por supuesto para tí.
Pantxike.

Nekane dijo...

Cada martes aprendiendo contigo,Isra,y con la historia de estos pueblos.
Hoy me han sorprendido las palabras Alcuza,Morales y Corumbela(divina)por la etimología de sus significados y por su sonoridad en sí.
Esta noche (no,quizá mañana)voy a intentar las sopas cahorreñas.Aparentemente no parece difícil pero seguro que el sabor varía en la distancia y los ingredientes.Bueno, a ver que pasa.
Quizá las llame sopas cachorreñas al pil pil.
Un abrazo,israel.
Nuestro poeta y narrador imprescindible.

Begoña dijo...

¡ Que cementerio tan curioso ! no había visto nada igual.