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64 MANILVA: DEL MAR Y SUS VIDES

martes, 29 de junio de 2010

Manilva mira al mar, de tú a tú, desde sus campos verdes de vides y viñas. Mira de tú a tú a su pasado antiguo como antiguo es el Mediterráneo. Manilva que bebe de sus caldos desde antaño, que disfruta de su moscatel, de sus frutas coloridas. Manilva que vigila el Mare Nostrum desde su atalaya y deja lamerse los pies en Sabinillas. Manilva de banderas azules picadas en sus playas, de arenales extensos y blancos, de aguas límpidas y cristalinas. Manilva se bebe el mar desde su cerro otero y lo contempla y lo vigila y lo mima como si fuera suyo.

Desde la Costa, por abajo, o desde la autopista, por arriba

A Manilva se puede acceder desde la N-340, la carretera junto al mar, más concurrida, y también desde la AP-7, la autopista de peaje. Si optamos por la primera, habremos de dejar a la izquierda San Luis de Sabinillas y ascender hasta el núcleo urbano de Manilva. Si decidimos escoger la segunda de las posibilidades habremos de pagar 4,10 euros en un peaje y 1, 40 euros en otro, pero accederemos, directamente al pueblo. Hemos optado por esta última para visitar el centro y descender luego hasta Sabinillas, Puerto de la Duquesa, el Castillo y la torre de Churerra hacia oriente.

En Manilva

Optamos por tomar "Dirección Iglesia de Sta. Ana" hacia la derecha. Conducimos entre las calles manilveñas hasta visualizar el templo. Estacionamos en la calle Pozo del Rey. Nos pertrechamos con la cámara de fotos, la gorra y el bloc de notas. Nos dirigimos por la calle Nobel hasta llegar al templo. Pero antes debe contarse que la localidad de Manilva se sitúa en un altozano natural conocido desde tiempos inmemoriales como Loma de los Mártires, apenas a tres kilómetros del mar Mediterráneo. Un privilegiado otero que permite vislumbrar un horizonte de verdes intensos y azules brumosos, conformados por el reclamo visual de las vides y el imán cristalino del mar. Cuando las calles huyen hacia el horizonte quedan enmarcadas por los viñedos, por las montañas de la casareña Sierra de Crestellina, por el mar, por los cultivos de cereales y hortalizas... Caminamos hasta la portada del templo y nos sorprende el color oscuro de la edificación, de ladrillo visto. Es una parroquia de considerables dimensiones, con una portada colosal coronada por una torre campanario cuadrada. Los dinteles y marcos están pintados en grana. La puerta se haya configurada por tres arcos bajos de medio punto. A la izquierda de la iglesia de Santa Ana, el cementerio municipal, a la derecha una plaza con nombre lorquiano, la plaza Romance de la Luna. Tomamos la calle Iglesia hacia arriba. Se nos abren algunas puertas que dejan entrever su interior fresco y umbrío. Las macetas penden de los balcones y sus colores pintas los muros de las calles. Llegamos así hasta la calle principal, Doctor Álvarez Leiva, una pequeña avenida arbolada en la que encontramos hacia la derecha el ayuntamiento manilveño y hacia la izquierda la salida hasta el inicio de la circunvalación de Pedreta. Llegamos hasta ella y paseamos con tranquilidad asomados al balcón natural que la circunvalación forma sobre la vega y la sierra. Regresamos al coche.

Las viñas y "Frutas Pascual e Hijos"

Descendiendo desde Manilva hacia San Luis de Sabinillas paramos en "Frutas Pascual e Hijos", un clásico manilveño, parada obligada si se quieren adquirir pasas, mosto, vino dulce, moscatel, etc... Ojo, porque se sitúa en una curva cerrada y hay que tener precaución a la hora de estacionar. Es un sitio de esos con solera en la cual se aprietan turistas y manilveños por igual. Frutas deliciosas, quesos artesanos, frutos secos y, al fondo, las tinajas y botellas de vino de Manilva, dulce y evocador, perfecto para tomar frío como postre o para cocinar carnes... También hay botes y tarros de cristal con pasas y uvas en aguardiente. No podemos resistir la tentación y compramos 1/4 de queso curado, una bolsa de pasas, una bolsa de almendras y una botella pequeña de vino. Total: 16 euros. Las cepas y las viñas se encuentran al borde mismo de la carretera entre Manilva y San Luis de Sabinillas. Se adentran en las calles primeras, en las pedanías haciendo honor a su historia pasada y presenta, más aún al eslogan que luce el ayuntamiento "Manilva: un racimo de sensaciones". Así la página web del ayuntamiento señala que: "Entre 1515 y 1520 el duque de Arcos, señor del Condado de Casares, concedió las primeras tierras para viñas en lo que en aquellos tiempos eran los antiguos pagos de Manilva. A mediados de dicho siglo el viñedo se había extendido por muchas de sus lomas ocupando la mayor parte de las tierras aptas para este cultivo. Desde esos años la viña tuvo una gran expansión, llegando a los momentos de más esplendor durante el siglo XVII y una gran parte del siglo XVIII, debido sobre todo al comercio de vinos y aguardientes con comerciantes catalanes". No hemos catado el vino del siglo XVIII pero sí el del XXI y podemos dar cuenta fehaciente de que es de primera calidad. Las viñas han estado presentes en la vida de Manilva hasta el punto de celebrar en el mes de septiembre la Feria de la Vendimia que tiene como seña de identidad más característica la pisa de la uva, que sirve para extraer el primer vino mosto del año, que seguidamente es ofrecido a visitantes y amigos para su degustación.

San Luis de Sabinillas y las playas de Manilva

Descendemos hasta la orilla del mar. San Luis de Sabinillas era el antiguo barrio de pescadores, esencia que no ha perdido aún ya que se pueden contemplar las barcas sobre la arena, esperando que llegue el momento de salir a faenar. Estacionamos en la calle Marqués de Larios, una paralela al paseo marítimo. Se encuentra tan próxima al mar que el aire se ha llenado de perfumes de salitre y arena de manera instantánea. Llegan también los aromas a brasa y a espeto, tan particulares de la costa malagueña. Comenzamos nuestro recorrido desde la Parroquia de San Luis de Sabinillas, un modesto edificio de ladrillo visto, de rojos oscuros, y de moderna construcción. Accedemos al paseo marítimo y nos preparamos para caminar. Ya nos hemos puesto la crema protectora, las gafas de sol, una gorra con visera... y en la mochila llevamos dos trajes de baño y una toalla para cuando lleguen las tentaciones de sumergirse en el agua, poder caer en ellas con comodidad. Manilva posee ocho kilómetros de playas. Nosotros caminaremos, como mínimo, desde la de Sabinillas hasta la de la Duquesa, unos treinta minutos a paso ligero, donde se encuentra ubicado el fortín, pasando por el Puerto Deportivo. Las aguas de sus playas son cristalinas y dotadas de todos los equipamientos que les han llevado a obtener en repetidas ocasiones el prestigioso galardón de la Bandera Azul europea. Son arenales extensos con su particular y única personalidad. Desde las calas de la playa de la Cullera conformadas por rocas y acantilados bajos. La playa de la Duquesa es el espejo contrario, es un arenal alegre y bullicioso, donde se concentra la mayor actividad manilveña. La playa de Sabinillas se sitúa frente al casco urbano de Manilva y es la más concurrida de todas ellas. Cuenta con todos los servicios de ocio, seguridad, higiene y limpieza y también ha sido distinguida en reiteradas ocasiones con la Bandera Azul de la Unión Europea. En la propia playa no es raro encontrar coquinas, conchas finas o navajas. Suspiran los arenales al contacto con el mar, reverbera el sol sobre el agua, espejea en límpidos azules que refulgen sobre el cuerpo de los bañistas. Una decena de barcas reposan sobre la arena mientras otras, varadas, cumplen con el ritual malagueño de convertirse en cuna de brasas para los espetos de sardinas. Perfumes malagueños de cenizas y mar y sal y arena y sol y...


El Puerto de la Duquesa

Caminando llegamos hasta el Puerto de la Duquesa, un Puerto Deportivo cerrado con las casas a pie de pantalán y que en su extensión recoge todos los sabores del mundo, tal es la cantidad de restaurantes internacionales que se encuentran junto a los barcos atracados. El Puerto de la Duquesa es un complejo náutico y deportivo que alberga en sus instalaciones amarres y atraques y toda una amplia oferta de ocio que combina las expediciones marinas para observar la avifauna acuática, los servicios hosteleros de más alto nivel o la posibilidad de practicar deportes náuticos de todos tipo, desde los más arriesgados a los más templados y tranquilos. Puerto de la Duquesa es uno de los centros de ocio más destacados dentro de la Costa del Sol y ofrece al visitante la posibilidad de disfrutar de todos los servicios junto al mar.

El Fortín de Sabinillas o Castillo de la Duquesa

Continuamos camino hacia oriente. Manilva es el último pueblo de Málaga y linda con la provincia de Cádiz. Hemos rodeado el Puerto de la Duquesa para dirigirnos hasta el Fortín de Sabinillas, una construcción que, en la actualidad, sirve como tenencia de alcaldía y como Museo Arqueológico del Municipio. "Los objetos expuestos provienen en su totalidad del yacimiento arqueológico romano del “Entorno del Castillo de la Duquesa” que presenta una cronología que abarca desde finales del siglo I d.C. hasta inicios del V d.C. Se exhibe una colección de Cerámica común romana, ajuar funerario, adornos personales. Se exhiben también anzuelos, utensilios de la vida cotidiana, monedas etc, según subraya la página web del ayuntamiento. El edificio se levantó sobre unas antiguas ruinas romanas en el año 1767 con la intención de convertirse en una atalaya defensiva contra los ataques de los piratas berberiscos. Es una construcción imponente, sólida, sin concesiones a la belleza delicada, de sólidos muros y rugientes cañones en su entrada. Imaginamos a aquellas huestes de soldados escrutando el horizonte entre los cañaverales, entre el agua de las marismas próximas al fuerte. Miran como una vela se hincha y deshincha en el horizonte, pergeñando si aquel esquife será enemigo o aliado. Miran, observan los soldados el horizonte.

La comida

El paseo, largo, el aroma a espetos y a brasas, la luz del sol y el perfume del mar nos han abierto el apetito. Frente al fortín de Sabinillas hay un chiringuito que responde al nombre de "Andrés y maría", así que decidimos disfrutar de buen "pescaíto" al borde del mar. Es un chiringuito concurrido, con parroquianos "de siempre" y turistas nacionales y extranjeros. Siempre bullicio, platos que van y que vienen, cartas completas con pescados plancha, "pescaíto" frito, mariscos... Hoy nos vamos a dar un pequeño homenaje, ahí va: Navajas, 8 euros; boquerones, 9 euros; tomate picado, 3 euros; 2 cervezas, dos botellines de agua pequeñas, 1 refresco de cola; y los reyes de la casa, gambones plancha, 14 euros. Total: 40, 20 euros. Hemos sorbido, bebido y requetechupado los gambones que saben a mar fresco y a sal gorda, están deliciosos, los boquerones están fritos de muy delicada manera, las navajas deliciosas... Aromas que no se olvidan...

Despedida




Hace calor, los manilveños y visitantes se recuestan sobre la arena, buscando el calor intenso del sol. Los niños juegan y construyen castillos que destruyen que vuelven a construir y que vuelven a destruir. Los adolescentes charlan y escuchan música en sus ipods. Las madres y padres pasean por la orilla, mojándose los pies sedientos. Las abuelas y los abuelos reposan sobre las sillas, al abrigo íntimo de las sombrillas. No podemos resistir la tentación del mar que nos llama con su poderoso influjo... Toalla naranja al suelo, bañador granate para uno, bañador fucsia para otro... Dejamos que el mar caliente la piel y con determinación nos dirigimos al agua, un paso y otro y otro y otro y otro...

Enlaces de interés y consejos útiles

Senderismo: al estar Manilva situado entre el mar y la montaña son muchas las rutas que parten desde distintos puntos del municipio y que llevan al visitante no sólo a disfrutar del ya de por sí rico paisaje, sino también a descubrir parte de la historia del municipio. En el siguiente enlace se pueden encontrar al menos cuatro recorridos muy distintos entre sí: las Rutas deMiraflores, las Cuestas del Molino, el Canuto y el Paseo Paralelo al litoral.
Enlaces de interés: Tomamos como referencia la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol y la página web, permanentemente actualizada, del ayuntamiento de Manilva.

Este blog queda abierto a los comentarios, anotaciones, opiniones que los navegantes deseen realizar. Nos vemos en El Color Azul del Cielo.

63 PERIANA: PERFUME DE MELOCOTÓN Y VERDIAL

martes, 22 de junio de 2010

Periana de verdiales y duraznos, de perfumes afrutados, de exabruptos históricos. Periana de paisajes excelsos y suaves colinas. Periana reconstruida. Periana de calles nuevas y estrechas, de parques umbríos y fuentes generosas. Periana de melocotón. Periana de aceite. Periana de colmados cielos azules. Periana de Guaro y de Vilo. Periana de ríos. Periana.


Periana en su contexto

La carretera serpea entre un vergel de olivos y encinas y melocotoneros. Las copas de los árboles reflejan colores blanquecinos ante la tenaz observancia del sol y se mecen, como la superficie de un lago manso, al compás que les marca la brisa. Contrasta este paisaje ondulado y suave con la abrupta historia del municipio, que vio sacudidas sus entrañas y sus cimientos con un terremoto, asoladas su vides a causa de la plaga de filoxera, arrumbados por las inundaciones algunos de sus más emblemáticos parajes naturales. El terremoto de 1884 provocó en Periana una herida que se cobró 56 vidas y obligó al municipio a reinventarse, a recrearse, a reconstruirse. Pese a ello, su casco histórico no ha perdido un ápice de autenticidad. El municipio posee además algo que ningún terremoto podría arrebatarle: unas excepcionales vistas del pantano de La Viñuela, de esta zona de la comarca de la Axarquía y también del mar, más allá de Vélez Málaga, lo que nos permite jugar a los contraste entre la domesticada lámina de agua y la indómita corriente del mar.

Llegada y aparcamiento

Nada más cruzar el cartel que nos indica la llegada al término municipal, una rotonda nos dirige, de frente, a los Baños de Vilo y a la izquierda, al centro urbano. Tomamos esta última dirección. Dejamos el cuartel de la Guardia Civil a la derecha y llegamos, por la evocadora calle paseo Bellavista, hasta la plaza de la Constitución, donde se sitúa el ayuntamiento perianense, lugar perfecto para estacionar. Desde la plaza se abre una balconada que ofrece unas vistas magníficas de esta zona de la Axarquía, tan distinta de otras de la misma comarca por la aparente dulzura de sus formas... Con sus colinas suaves, sus caseríos y cortijos diseminados como pequeñas gotas de pintura blanca sobre un óleo de verdes y azules. La lámina del embalse resulta un perfecto imán para la mirada.

Hasta la plaza de la Fuente

Pertrechados con la cámara de fotos y el bloc de notas nos adentramos en las calles de Periana. Siguiendo la estela del Paseo Bellavista llegamos hasta una plaza elevada, repleta de sombras frescas donde los mayores se juntan para refugiarse del sol. Desde la plaza se observa la parte trasera de la iglesia de San Isidro Labrador. Bebemos de una de sus fuentes y continuamos adelante hasta una curva en la que, cobijada bajo un arco, se encuentra la entrada al parque Arroyo Cantarranas donde nos saluda una dulce música árabe que nos retrotrae inmediatamente a los tiempos del Al-Ándalus musulmán. Continuamos caminando por la calle principal para percatarnos que su trazado, pese a ser reconstruida Periana tras el terremoto, sigue siendo un tanto sinuoso y apretado, que sus casas no han perdido los zaguanes y la reminiscencia de los antiguos adarves, que el blanco de pintura y de cal impera sobre otros colores y que los aromas mediterráneos no lograron desprenderse de sus paredes pese a la sacudida de 1884. También se observan casas de nueva construcción, diciochescas, con sus fachadas rectangulares apaisadas, los ventanales grandes con persianas de madera, las rectas terrazas superiores, con las ventanas y puertas enrejadas, con alguna gárgola asomando de sus cañerías en forma de dragones míticos... Llegamos así hasta la plaza de la Fuente, donde cuatro caños casi a ras de suelo forman con su caída lo que fuera un antiguo abrevadero. San Isidro, devocionado por los perianenses, preside la fuente. Disfrutamos del agua fresca como si de un regalo se tratara.

El durazno de Periana...

En la plaza de la Fuente giramos a la izquierda y tomamos la calle Félix Rodríguez de la Fuente. Como curiosidad, decir que los números que indican los portales de las casas son todos iguales. Un mosaico donde aparece el número en blanco coronado por dos melocotones que aún penden de su rama. Y es que la producción del melocotón en la localidad es muy destacada, así la describe la página web del ayuntamiento: "El melocotón “durazno” de Periana, pese al extendido reconocimiento del que disfruta, lo introdujo hace aproximadamente doscientos años un vecino del pueblo apodado “El Rojo” que fue a Argentina a visitar a un familiar, trajo plantones de este árbol, sembrándolos en la finca de los “Altabacares”. La benignidad del clima junto con la fertilidad de su tierra propicio que el melocotón se extendiera fácilmente por el Municipio. Los “duraznos” eran transportados a lomos de los animales en diferentes recipientes o envases, colocados en serones, pañiles e incluso en sacos. Pronto surge un grupo de pioneros que empezaron a abrir mercado y a dar a conocer su producto en la capital y pueblos de los alrededores. “Los Arrieros” salían a media noche para los pueblos del interior (Alfarnate, El Trabuco, Zafarraya, Loja, etc.) y vendían sus productos o realizaban “trueques”. Aquí fue donde empezó a conocerse el Melocotón de Periana por los compradores al por mayor, procedentes de Murcia y otras provincias. Su mayor explotación incide en los años 70, con la ampliación del cultivo, llegando a producirse hasta cuatro millones de kilos. El “durazno” de piel aterciopelada, de olor embriagador y exquisito sabor, a gusto de los mejores paladares, dan a este fruto su reconocida fama". Nada hay que añadir a esta última frase. Continuamos camino para descubrir otro de los tesoros de Periana.

... Y el aceite de Periana

Apenas recorridos cincuenta metros de la calle encontramos un desvío a la derecha en el que se nos indica la entrada a las instalaciones de la Sociedad Cooperativa Olivarera San Isidro, presididas por una enorme chimenea de ladrillo rojizo, ya en desuso. Si los melocotones que produce Periana son excelentes, qué decir de sus aceites de oliva verdial, exclusivos de la comarca. El aceite de Periana se extrae de sus olivares centenarios que ya los fenicios, romanos y nazaríes utilizaron gracias a las cualidades de su aceituna. Posee la variedad verdial un color verde intenso incluso en su época de maduración y su nombre dio lugar a los populares fandangos conocidos como "verdiales". Los expertos aseguran que el aceite verdial posee un intenso aroma afrutado, de perfumes naturales, y un peculiar y fino color amarillo. Todo esto lo subrayan los expertos y después de degustarla, también lo certificamos los profanos. Y es que no pudimos resistir la tentación de entrar en las oficinas de la cooperativa y hacernos con dos garrafas de cinco litros a precio más que competitivo (15 euros cada una). Aprovechamos para charlar con uno de los socios, de la importancia de la industria aceitera, de la máxima explotación de los recursos tecnológicos para hacer el aceite competitiva, de las particularidades del verdial... Una buena e instructiva conversación. Algunas horas más tarde, ya de regreso, probamos con fruición esta variedad de aceite y sólo podemos decir que constituye un alimento, un plato, en sí mismo.

La iglesia de San Isidro, el terremoto y Alfonso XII

Continuamos adelante y en diez metros llegamos hasta la iglesia de San Isidro Labrador. Pese a ser de reciente construcción, se puso de nuevo en pie tras el terremoto de 1884, posee un encanto singular. Sus paredes son blancas y están rematadas en dinteles, columnas, doseles y espadañas en ladrillos visto, lo que le confiere cierto aire industrial. Su interior es de estilo mudéjar, con planta de tres naves delimitadas por arcos apuntados. Su solería de pequeños mosaicos es única en la zona. En la portada del edificio nos encontramos con un testimonio sobrecogedor. Una gran placa de mármol dice lo siguiente: "A las nueve de la noche del día de la natividad de NJS, año de 1884, comenzó a estremecerse la tierra de Granada y Málaga en zona de 200 kilómetros de longitud y 70 de anchura con 106 poblaciones, arruinándose algunas. En casi todas ellas se desplomaron edificios, murieron 736 personas, 1.253 padecieron daño corporal, nadie quedó libre de amargura y espanto. Vino aquí presuroso el caritativo y alentado Rey Alfonso XII cuando el azote duraba todavía, cuando la ventisca y la nieve cerraban el paso al caminante. Enjugó lágrimas, socorrió al pobre, fortaleció los ánimos. Llamando en su ayuda a la caridad universal para remediar aquella desdicha había iniciado ya una suscripción que en los dominios españoles produjo 3.448.734 pesetas y en otros países 3.006.363 pesetas. Merced a tan eficaz auxilio 14.000 casas fueron construidas o reparadas prontamente y en el nuevo barrio del pueblo de Periana se alzó esta Yglesia parroquial". Sin duda, esta crónica ofrece una muestra cabal de lo que supuso el terremoto de 1884. La ayuda de la corona fue imprescindible, así el pueblo de Periana la agradeció, nombrando como plaza Alfonso XII a la situada en la parte trasera de la iglesia.

Llegamos a la comida

Subimos por la calle lateral derecha de la iglesia hasta llegar al paseo Bellavista, caminamos hasta la plaza de la Constitución para descargar en el coche los 10 litros de aceite que llevamos a cuestas. Una vez realizada la descarga, bajamos por la calle principal hasta llegar al restaurante Verdugo, recomendado por una buena amiga con parientes en la localidad. Los primeros platos cambian cada día, así el camarero nos los canta: Ajoblanco, puchero, sopa de picadillo y gazpacho. Optamos por el ajoblanco y por la sopa de picadillo. El segundo lo elegimos sobre una carta en la que aparecen ibéricos, cordero, chivo, entrecot, boquerones, calamares, rosada... etc. La carta viene además en varios idiomas. Optamos por unos calamarcitos plancha y por costilla asada (los dos platos vienen acompañados de una guarnición de patatas y verduras). Es un restaurante al que acuden, mayormente, las gentes de Periana (no en vano nos encontramos con uno de los encargados de la cooperativa aceitera), comida casera recia y raciones generosas. Corre un tanto de brisa en el local, y se agradece. El ajoblanco está acompañado de manzana y de pepino, la sopa de picadillo intensamente perfumada... Para acompañar, una cerveza y una botella de agua de litro y medio. Rematamos la faena con una café americano con hielo. Total: 19,5 euros.

Los Baños de Vilo

Después de reposar la comida bajo la sombra de un árbol imponente en la plaza, tomamos dirección al coche para desplazarnos hasta los Baños de Vilo. En la rotonda que nos encontramos al comienzo del pueblo viene señalada la dirección, así que hacia allí nos encaminamos. Podemos tomar, aproximadamente a dos kilómetros del centro, dos opciones: seguir el camino hacia Alfarnate o continuar adelante dirección Colmenar. Si escogemos la primera de las opciones nos adentraremos por una de las barriadas de Periana, con una carretera muy estrecha que discurre entre casas. Si optamos por continuar hacia adelante, nos encontraremos, en una curva cerrada, una indicación a la derecha que nos llevará, tras subir una pronunciada cuesta, hasta los Baños de Vilo. Cualquiera de las dos es válida para llegar al sitio. Cuidado con no pasárselo una vez que estemos en sus inmediaciones, ya que se sitúa tras un complejo turístico de nuevo cuño y el cartel sólo es perceptible una vez que se pasa delante de él. Llegamos. Suenan las cascadas del río Vilo, un murmullo de hablar fluvial incesante. En la otra ribera, a la que se accede tras cruzar un pequeño puente de piedra, hay una pequeña construcción con dos muretes y una torreta, entre ellos se encierra un tesoro. Un tesoro de perfumes insolentes y de intenso color turquesa. Una poza, domesticada, protegida por las pequeñas murallas hace las veces de antigua piscina. Impresiona el espejeante color de sus aguas. El aroma es muy penetrante, pero parece que lo asociamos de manera inmediata al bienestar de los spas naturales, a las termas clásicas. Todo es silencio y rumores de agua. La temperatura de los Baños de Vilo permanece constante a los largo del año, manteniéndose inalterable a 21º centígrados. Esta zona se utilizó como baños de agua sulfurosa en el siglo XIX, hasta que una riada destruyó en 1907 el rudimentario complejo turístico que se había creado en torno. En la actualidad la zona se está rehabilitando.

Despedida

Nos sentamos en las inmediaciones de los baños, la música que proporciona el río, la umbría vereda bajo los árboles, la protección de los muros, la poza turquesa que se abre ante nosotros... Nos descalzamos y con cierto temor, sumergimos un pie en el agua... Perfecta la temperatura. Nos dejamos arrastrar por la imaginación e imaginamos cómo fueron aquellos años finales del siglo XIX y los primeros del XX cuando los burgueses provenientes de la capital o de Vélez Málaga se juntaban con los perianenses en la búsqueda del poder curativo de sus aguas... Imaginamos...

Información turística y enlaces de interés

Día del aceite verdial: En el mes de abril Periana celebra el Día del Aceite Verdial, "jornada declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial que tiene como principal objetivo dar a conocer el “oro líquido” que se extrae del olivo verdial, una clase de árbol que produce una singular aceituna de la que sale un producto de color dorado y sabor dulce, único y original. Esta singularidad de esta aceituna ya fue apreciada por fenicios y romanos y en los tiempos del reino nazarí". Durante las celebraciones se ofrecen degustaciones, un desayuno molinero, músicas con pandas de verdiales y la entrega de los premios Olivo Verdial a distintos representantes de la sociedad, la política y la cultura. En la página web de Periana aparecen fotografías y vídeos de las celebraciones: Día del Aceite Verdial.
Día del Melocotón: Homenaje a los duraznos de Periana, donde el epicentro de las celebraciones se sitúa en el certamen gastronómico que tiene como requisito indispensable utilizar melocotones en la elaboración de los platos. Se acompañan los festejos con música y otras actividades culturales. El Día de Melocotón se celebra en el mes de julio. Aquí se pueden ver dos de los vídeos.



- Enlaces de interés: Tomamos como referencia la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, la actualizada páginas web municipal de Periana y la web Axarquía Costa del Sol.

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62 VILLANUEVA DEL TRABUCO: AL COMPÁS DE SUS CIEN CAÑOS

martes, 15 de junio de 2010

Villanueva, nueva villa. Villanueva del Trabuco. Trabuqueña de armas tomar al menos en su escudo de ínfulas guerreras. Villanueva del Trabuco que posee más de cien caños de aguas cristalinas. Villanueva, cuna que mece los primeros pasos del río Guadalhorce, que lo alienta, que lo nutre y sustenta. Trabuqueñas las sierras Gorda y de San Jorge que templan los rigores del verano. Villanueva del Trabuco, confluencia de comarcas y frontera de provincias... Así se juntan en sus fronteras Granada y la Axarquía, la comarca antequerana y el corazón de Nororma... Villanueva del Trabuco, trufada de olivos. Nueva villa trabuqueña, Villanueva.

Villanueva del Trabuco y la comarca nororiental de Málaga

Suaves colinas ondulan como marinas olas colmadas de olivos. Estos se asemejan a las espumas y los campos de cereal las lisas láminas de agua de los mares embravecidos. El paisaje se encuentra acotado por las sierras de áridos picos grises. Es un paisaje de amabilidad engañosa. Con la aproximación nos percatamos de que las colinas nos son tan suaves y que alcanzan alturas considerables en su delicado vaivén. Y con la protección de este paisaje ondulante, que cambia de amarillos a verdes y de verdes a ocres dependiendo de los caprichos de las estaciones, destaca Villanueva del Trabuco por su blancura inmaculada. Curiosa la historia de este paisaje y de su paisanaje. Aunque la presencia humana parece probable desde tiempos de la prehistoria, así lo constatan los restos arqueológicos encontrados en las inmediaciones, las tierras colindantes de Villanueva del Trabuco permanecieron despobladas durante muchas décadas, convirtiéndose en guarida de alimañas. Las tierras estaban vírgenes, sin roturar, y fue el rey Carlos III quien impulsó su repoblación. Los vecinos de las poblaciones más próximas no quisieron acudir por miedo a dichas alimañas y por considerar que las tierras de cultivo se encontraban muy lejos de sus hogares. Carlos III, vista la situación, decidió repoblar la comarca con colonos extranjeros, así que los primeros habitantes de la zona fueron flamencos y alemanes, que crearon una nueva villa, llamada Villanueva del Trabuco.

La llegada y la plaza de España

Hemos accedido a VVAA del Trabuco desde la carretera de VVAA del Rosario, municipios colindantes y con historia común. Accedemos hasta el centro de la ciudad por la calle principal y estacionamos en el desvío que nos dirige, a la izquierda, hacia la iglesia. Sin mayor problema, estacionamos. Tras pertrecharnos con el bloc de notas y la cámara de fotos, dirigimos nuestros pasos hacia la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores por una serie de calles más o menos estrechas, siguiendo sin quererlo y sin saberlo las estaciones penitenciales del vía crucis de Semana Santa. Y así nos encontramos con la plaza de España, presidida a su vez, por un moderno monumento en honor al municipio. Una plaza con historia, ya que con el paso de los años ha ido modificando su utilidad siendo mercado de abastos, escenario de la representación de la Semana Santa, altar para las celebraciones del Día del Corpus, parada obligada en la cabalgata de los reyes Magos de Oriente... En la actualidad, una escultura señorea en la plaza. Su autor, el artista hispano-brasileño Bernardo Caro Sánchez, la erigió en este emplazamiento como homenaje a sus padres, originarios de VVAA del Trabuco.

La iglesia y su plaza

Muchos de los balcones que se asoman a las calles trabuqueñas aparecen trufados de coloridas flores, de verdes discretos, de explosivos rojos, de límpidos azules... Continuamos calle adelante para, llegar hasta la plaza de la Iglesia. Es un espacio amplio y tranquilo, uno de sus lados da a la calle, otros dos, formando ángulo están configurados por casas y el cuarto por la portada de la iglesia y la entrada de una de la cofradías de Villanueva del Trabuco. La fachada del templo es espectacular, enhiesta y espigada, casi parece querer tocar el techo con su pináculo. En el año 1700 ya se hablaba de la existencia de una iglesia en VVAA del Trabuco, pero no fue hasta 1760 cuando se convirtió en parroquia con licencia para tener sagrario y pila bautismal, fue en este año cuando se cambió la veneración a Santa María Egipciaca por la Virgen de los Dolores. La puerta del templo se encuentra abierta, entramos. Contrasta el interior, e una sola nave y ciertamente austero, con la fachada espectacular. Sombra, frescor y cobijo. Dejamos atrás la iglesia y caminamos por la calle ya recorrida, un tramo de unos veinte metros. Giramos a la izquierda y nos adentramos en la plaza del Prado.

La plaza del Prado y la ermita de la Virgen del Puente

Centro neurálgico de Villanueva del Trabuco, la plaza del Prado es cruce de calles y caminos obligado en la localidad. En el centro de la plaza una hermosa fuente y el escudo de la localidad dibujado con brillantes adoquines. En el centro del escudo, el trabuco que da nombre al pueblo. En la página web municipal se cuenta una historia, más bien leyenda, del porqué de la existencia de este arma de fuego en el escudo: "Cuenta la leyenda, que existía una venta en un cruce próximo al pueblo, cuyo propietario, para proveerse de víveres se dirigía a Archidona. En sus continuos viajes era asaltado por los caminos y le robaban las mercancías, por lo que decidió comprarse un trabuco (arma de fuego), del que no se separaba ni a sol ni a sombra, de ahí, que cuando fue a Archidona decían “aquí viene el tío del trabuco”, posible origen del nombre de este municipio". No dejan de ser curiosas, tanto la historia como la presencia del trabuco en el escudo municipal. En torno a la plaza del Prado aparecen numerosas cafeterías y restaurantes. En una de sus esquinas, el ayuntamiento, casi frente a él un edificio multiusos con el hogar del jubilado, el gimnasio municipal, una sala de exposiciones y, tras ellos, el mercado de abastos. Cruzamos frente al edificio en dirección al cauce del Guadalhorce y nos cruzamos con una fuente de tres caños en la que nos resulta irresistible refrescarnos. Llegamos así hasta el río en cuya ribera nos saluda un pequeño parque. Junto al puente, la ermita. Es un edificación pequeño, coqueto, reducido pero que despierta gran devoción de los trabuqueños y trabuqueñas, en apenas diez minutos hemos visto acercarse a tres mujeres y persignarse ante la imagen de la Virgen de los Dolores.

El Pinar de los Villares y sus miradores

Regresamos hasta el coche para dirigirnos hasta el Pinar de los Villares, situado encima del barrio del mismo nombre, junto a la piscina municipal y siguiendo el camino del cementerio. Está indicado como "Mirador de los Villares" y no tiene pérdida. El pinar ofrece una serie de miradores desde los que contemplar el pueblo. Al fondo, las sierras, frente a nosotros el caserío, entre el caserío y las sierras, olivos y campos de cereal. Se pintan de blanco inmaculado las casas en contraste con el intenso amarillo de los campos. Destaca el pináculo de la iglesia al que casi podemos tocar alargando la yema de los dedos con la imaginación. Aromas de pino y de tierra húmeda, frescor mediterráneo, densa espesura de pinos que se sitúan como un balcón sobre el Trabuco. Rodeamos la piscina municipal y descendemos hasta el pueblo para tomar dirección Granada y dirigirnos al paraje de la Fuente de los Cien Caños. Pero antes, parada y fonda.

Parada y fonda: la comida

En el camino hacia la fuente de los 100 caños nos cruzamos con la Venta Asador El Cortijuelo. Nos lo ha recomendado un trabuqueño por tener en su carta especialidades tradicionales, y no mentía ya que hemos encontrado platos como porras, chivo y cordero a la brasa, gazpacho, morcillas caseras, pipirranas, etc... La carta es amplia, sus precios más que razonables, diríamos que económicos, y el servicio atento y amable. Nos sentamos en una de las mesas de su terraza exterior y pedimos: porrilla caliente con setas (3,90€), carne en salsa de almendras (5€), cordero troceado a la brasa (7, 90€), 2 cervezas, 1 botella de agua de un litro y medio y 1 café solo con hielo. Total: 22,20€. la porrilla caliente con setas se asemeja en textura a la porra antequerana, pero sin embargo está elaborada con una serie de verduras que le dan un color más oscuro, se acompaña de setas salteadas en su interior y se come con cuchara. Muy buena, curioso plato.

La Fuente de los 100 Caños

La Fuente de los Cien Caños dista apenas 10 minutos en coche desde El Cortijuelo. El camino transcurre entre lomas y cerros espigados de olivos, a la vera de las primeras estribaciones del río Guadalhorce. Nos adentramos así en un paraje repleto de olivos, de tierras oscuras y trigales amarillos. Salpican el terreno algunas ventas. Asciende y desciende el terreno con la presencia poderosa de las sierras a nuestra derecha. Pasamos el cortijo Marrillo y el cortijo de Los Lobos. Con cada curva de la carretera nos acercamos más a la base de las montañas. Tras cruzar el Guadalhorce nos encontramos con una indicación que señala, hacia la derecha, la Fuente de los Cien Caños. La carretera se transforma en una pista en buenas condiciones, transitable perfectamente por turismos. Nos sorprende, al llegar, la cantidad de gente que hay visitando la fuente, y es que es ciertamente curiosa. Pegado a la base de la montaña sobresalen unas hileras de caños superpuestos en dos o tres hileras, depende de la altura del emplazamiento. El sonido del agua cayendo es incesante, va más allá del murmullo para transformarse en un permanente y continuo soniquete. Salta, borbotea el agua y el aire próximo se atomiza en partículas blanquecinas. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete... hasta contra los cien que forman la fuente.

Despedida

El río Guadalhorce forma una pequeña vega tras su desembocadura en la fuente, una vega que se transforma en pequeño prado. Nos adentramos en él y desde aquí se nos ofrece una vista excelente de la sierra y de las lomas circundantes. Sólo hay que extender una toalla, tumbarse, mirar al cielo y dejar que la música fluvial que procede de los cien caños sirva de nana vespertina...

Enlaces de interés

Senderismo: La página web del ayuntamiento trabuqueño ofrece al visitante numerosa información sobre rutas de senderismo, rutas btt y rutas urbanas. Todas ellas se pueden descargar en formato pdf: la ruta de los nacimientos, la ruta de las eras, el sendero de los caños, la ruta de los jardines, etc...
Fiesta en el Trabuco: Los días 24 y 25 de agosto, Trabuco acoge la que se considera feria del ganado más importante en su género de toda la provincia, que se hace coincidir con la feria de agosto. Las celebraciones de la patrona del municipio, la Virgen de los Dolores se festejan el 15 y 16 de septiembre. Y no puede faltar la Semana Santa que en Villanueva del Trabuco tiene renombre, destacando el encuentro entre la Virgen y el Hijo que se lleva a cabo en Jueves Santo.
Enlaces de interés: Tomamos como referencia la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol y la página web municipal, muy completa, de Villanueva del Trabuco. La información la completamos con la página de la Asoc. Para el Desarrollo de la Comarca Nororiental de Málaga.

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