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89 ALORA: LA BIEN CERCADA Y SU CAMINITO DEL REY

martes, 21 de diciembre de 2010

Ulula, sopla, silba el viento entre los farallones de piedra. Dos rapaces vuelan en círculos bajo los pies de un rey. Se agita el cuerpo enjuto de Alfonso XIII al compás que marcan los vientos. Se encuentra a más de setenta metros de altura, en un pasillo de madera, hierro y cemento adosado a una pared vertical que discurre por la cara interior de la estrechísima garganta conocida como el Desfiladero de los Gaitanes. Impone. El pasillo apenas tiene un metro de anchura y forma parte del complejo hídrico del pantano del Guadalhorce. Se estremece el cuerpo del rey. Corre el año 1921 y la visita del rey va a crear una leyenda. La Leyenda del Caminito del Rey.

Álora, “La Bien Cercada”

Reposa Álora acunado entre tres promontorios. En uno de ellos el abigarrado, apretadísimo, casco urbano; en otro de ellos, que contempla de tú a tú al Valle del Guadalhorce, el mirador de Alí Ben Falcum Al Baezi; en el tercero al ermita del Calvario. Entre ellos descansa muellemente el corazón blanco del municipio perote, tensado sobre una red que tiene como vértice estos tres puntos. Respira el pueblo de Álora, coge aire al inicio de sus cuestas, exhala tradición antigua en sus rincones. Pese a tener cerca de 14.000 habitantes, conserva aún las esencias de municipio antiguo, con un trazado morisco de pasado innegable, irregular, roto, reconstruido. Turdetanos, fenicios, romanos, musulmanes, cristianos… Las civilizaciones antiguas habitaron sus calles, defendieron su castillo con férrea convicción, fueron sus murallas inexpugnables, su emplazamiento geoestratégico codiciado por todos. No en vano, Álora tiene a gala su romance de “La Bien Cercada” que cuenta en forma de poema épico la historia de la batalla entre musulmanes y cristianos que dio lugar a la muerte del Adelantado de Andalucía, D. Diego Gómez de Rivera en el año 1434.

Llegada y aparcamiento

Por ser un municipio de trazado árabe y estrechas y empinadas cuestas es recomendable dejar el coche en las proximidades del centro urbano y pasear por el interior del municipio con tranquilidad y buenas piernas. Provenimos de la carretera que comunica Málaga con Campillos y al llegar al término municipal aloreño nos desviamos en la primera indicación que nos señala centro urbano. Al final de una prolongada cuesta encontramos un amplio estacionamiento donde se celebra el mercado semanal. Desde aquí iniciamos la visita ascendiendo por una calle flanqueda de naranjos para llegar a la confluencia de la calle Cantarranas con la calle Algarrobo a la derecha. Donde encontramos el monumento a la faenera.

Hasta la iglesia de la Encarnación

Dédalo de calles, laberinto de callejas y plazuelas. Sorprende esta estructura de trazado árabe en un municipio tan populoso. La extensión del casco urbano es amplia, y la compleja red de calles de extiende sobre las colinas, adaptándose a la morfología geográfica del terreno con resuelta imaginación arquitectónica. Llegamos a la plaza del ayuntamiento, edificio notable, como otras casonas solariegas que veremos en nuestro recorrido. Y es que Álora, además de ser codiciada por las grandes civilizaciones, también tuvo un notable pasado en los siglos XVI y XVII gracias a su potencial económico y agrícola, lo que ha provocado la existencia de esas amplias casonas. Huele a otoño tardío, a puchero y a olla, a perfumes de comida recia, a sopas perotas (excelencia culinaria local confeccionada a base de pan y de hortalizas que luego probaremos), a hierbabuena. Y quizá siguiendo ese perfume descendemos por las calles camino de la plaza Baja o de la “Despedía”. En el camino observamos las casonas de amplio zaguán, de secretos patios interiores, de puertas historiadas, de portalones con dintel de columnas clásicas, de ventanas enrejadas con forja negra, con llamadores de bronce bruñidos con forma de puño, de garra o de paloma… Pasear por aquí es recorrer un pedazo de historia. No en vano descubriremos que frente a la iglesia hay una casa en la que una placa reza lo siguiente: “S.M. Felipe IV, Rey de las Españas, acompañado de su valido, D. Gaspar de Guzmán y Pimentel, Conde Duque de Olivares, y de otros cortesanos, visitaron este lugar de Álora el día 2 de abril de 1624, aposentándose en esta casa”, dicho queda. Preguntando llegamos hasta la plaza de la Despedía, la plaza Baja, donde los aloreños festejan algunas de sus populares tradiciones, pero aquí lo que se impone es el cuerpo de la iglesia, Un templo grande, de piedra vista y altísima torre campanario que se sitúa por tamaño y majestuosidad como el segundo de la provincia malagueña después de la catedral. Casi cien años, noventa y nueve para ser exactos, entre 1600 y 1699, se tardó en construir el edificio. Accedemos a su interior por una puerta lateral y lo primero que sorprende es su oscuridad. Es un templo oscuro, porque contrariamente todos los que hemos visitado hasta ahora, sus paredes no están encaladas y pintadas de blanco, si no que mantiene la piedra vista original, dotando al templo de una singularidad única. Un grupo de niños corretea entre las bancadas de madera, entonan villancicos y revolotean entre los camarines… El altar es portentoso y destaca por su recargado estilo frente a la sobriedad de la piedra desnuda que presentan las paredes. Conviene mirar hacia el techo del templo, ya que posee un artesonado impresionante, con tirantes de madera que se cruzan y se descruzan. Salimos.

El castillo, la antigua iglesia y el mirador

Desde la plaza Baja parte la calle Ancha, hacia arriba en importante cuesta. Junto al arranque de la calle se encuentra el mirador de Cervantes que recuerda la presencia del autor del Cervantes por estas tierras malagueñas cuando trabajara para la administración real. Asumimos el paseo hasta el elevado promontorio con tranquilidad y cierta parsimonia. El trazado se retuerce aún más. El camino merece la pena. Llegar hasta aquí supone tener una de las vistas más completas e impresionantes del valle del Guadalhorce. Se observan también algunas de las otras barriadas que configuran el término municipal aloreño. La Sierra de Mijas enfrente, la Sierra de las Nieves a la derecha. Tras de nosotros un complejo sistema defensivo y religioso conformado por la primitiva parroquia de la Encarnación que se edificó sobre la mezquita mayor musulmana del municipio en el año 1484, tras la definitiva conquista de Álora por parte de los Reyes Católicos; el mirador de Alí Ben Falcum Al Baezi; y la fortaleza de origen fenicio levantada en el siglo X y construida y reconstruida por los romanos de la antigua Iluro, los árabes que dieron nombre a Álora y las definitivas tropas cristianas. Es en este escenario donde se desarrolla el romance de “Álora la Bien Cercada” y que cuenta la historia de la muerte de Diego Gómez de Rivera, el Adelantado de Andalucía, en 1434. Y que dice así: “Álora, la bien cercada,/ tú que estás a par del río,/ cercote el adelantado / una mañana en domingo, / con peones y hombres de armas / hecho la había un portillo. / Viérades moros y moras / que iban huyendo al castillo; / las moras llevaban ropa, / los moros, harina y trigo. / Por encima del adarve / su pendón llevan tendido. / Allá detras de una almena / quedádose ha un morillo / con una ballesta armada / y en ella puesta un cuadrillo. / Y en altas voces decía / que la gente lo ha oído: / -¡Treguas, tregua, adelantado, / que tuyo se da el castillo! / Alzó la visera arriba, / para ver quié lo había dicho, / apuntáralo a la frente, / salídole ha el colodrillo. / Tómale Pablo de rienda, / de la mano Jacobico, / que eran dos esclavos suyos / que había criado de chicos. / Llévanle a los maestros, / por ver si le dan guarido. / A las primeras palabras / por testamento les dijo / que él a dios se encomendaba / y el alma se le ha salido”. Recorremos sus muros sin poder acceder al interior y entendemos la magnitud de su importancia geoestratégica, las dificultades que tuvieron que plantear para su conquista los amplios muros, la inexpugnabilidad de sus enhiestas torres. Paseamos y recorremos y paseamos y observamos como Álora se mece entre sus colinas.

Desde la ermita de la Veracruz al convento de Nuestra Señora de las Flores

Descendemos desde la fortaleza y callejeamos por el dédalo aloreño. Caminamos con tranquilidad empapándonos del sabor del municipio, contemplando sus entramados callejeros, descubriendo un antiguo aljibe, alguna plazuela oculta a ojos de visitantes. De esta manera llegamos hasta la plaza de Arriba, la plaza del ayuntamiento, donde preguntamos por la ermita de la Veracruz. Se nos indica el camino con una mano y un “-No tiene pérdida”. Serpentemos y llegamos hasta un edificio sencillo en apariencia, esquinado entre una serie de casas y marcando el antiguo camino hacia Málaga y la Estación de Álora. La ermita es un edificio blanco, rematado en colores crema y cuyo principal valor arquitectónico reside en su espadaña. Regresamos hasta donde hemos estacionado el coche. Nuestro objetivo próximo se encuentra a dos kilómetros del centro urbano, es el Convento de Nuestra Señora de las Flores. Salimos del centro hasta llegar a una rotonda que nos llevará por la antigua carretera de Carratraca hasta el centro religioso. Este camino resulta muy frecuentado por grupos de paseantes que se ejercitan en el arte andariego de “hasta el convento y volver”. Pequeños grupos de mujeres caminan con decisión, una pareja de hombres talluditos acompañados de un perro, dos adolescentes con gorra de raperos… Llegamos hasta el convento dejando atrás la Cruz del Humilladero. Situado en un altozano, desde aquí se dominan unas vistas muy destacadas, donde se intuye el altísimo sifón del Desfiladero de los Gaitanes y las cumbres que cercan el río hasta encajonarlo en uno de los parajes más destacados d ela provincia. El templo del convento, construido en el siglo XVII y sometido a distintas reformas en el siglo XVIII y XX destaca por su sobriedad y sencillez. El patio que precede a la entrada es un remanso de paz. Nos sentamos. Dejamos que el frescor de las huertas aloreñas llegue hasta nosotros. En el corazón nos envuelve la impaciencia por llegar, después de comer, a vislumbrar el Caminito del Rey, la boca del desfiladero, el corte profundo hecho en la tierra.

La comida

Hoy no comeremos solos. Una aloreña y su insigne acompañante nos han citado en un restaurante muy conocido en el municipio y que se sitúa apenas a dos kilómetros del convento. El lugar en cuestión responde al nombre de “Los Conejitos” y es toda una institución. Además es uno de esos lugares en los que se pueden degustar las “sopas perotas” plato de antigua tradición aloreña que tiene su propia festividad. Saludos y abrazos entre todos, conversación amena, charla distendida, juegos varios con columpios, pájaros y tortugas y buena comida. Pedimos, para cuatro personas, una ensalada tropical, una sopa perota, un filete de pollo para nuestro ilustre acompañante, una brocheta, un chivo al estilo mozárabe, refrescos, agua, algún postre y café. La sopa perota es otro de esos platos de subsistencia que ha trascendido el paso del tiempo convirtiéndose en una institución propia. Sopa realizada a base de pan un sofrito de pan viejo, con un añadido de agua y que se acompaña de cebolla, pepinos y algunas frutas como la uva , naranja e higo chumbo. Buena comida, buena compañía.

El Desfiladero de los Gaitanes y el Caminito del Rey

Tras la comida nos dirigimos hacia la barrida de El Chorro, un camino de carretera serpenteante que transcurre entre casonas, cortijos, barriadas, huertos y bancales para desembocar en la presa de El Chorro, alimentada por el río que parece huir de las estrecheces que conforman el desfiladero, escapar. Es impresionante, un paisaje de farallones de piedra cortados a pico, de requiebros del terreno, de arquitectura natural imposible y entre ellos, tres construcciones: las humanas, un enorme sifón que se sitúa junto a las antiguas ruinas de Bobastro en forma de altísima columna de cemento y que sirve para desaguar la caída de la presión de agua de la presa desde sus más de veinte metros de altura sobre la montaña y el Caminito del Rey, una línea perfilada contra un precipicio que se adentra en una garganta horadada en la roca; y la natural, un estrechísimo desfiladero (en algunos punto no alcanza los más de diez metros de anchura) de columnas verticales con una altitud aproximada de entre 70 y 100 metros y de tres kilómetros de recorrido que se adentra en una oscura garganta. Corta el aliento. Nos acercamos, más sorprendidos aún. Contemplamos la magnitud de este paraje natural imposible, parece cincelado, tallado en la materia primigenia de los montes, una abrupta rotura de la montaña, una partición violenta por cuyos oscuros bajíos se conduce un río sutil y bravío. El paraje natural del Desfiladero de los Gaitanes comienza en el vecino municipio de Ardales, partiendo desde la presa Conde del Guadalhorce y se interna en las montañas durante algo más de tres kilómetros hasta llegar a esta inmensa y profunda gargante. Es aquí desde donde parte el llamado Caminito del Rey, un pasillo estrecho adosado gracias al hierro y al hormigón a las enormes paredes, suspendido en el aire y que ha hecho las delicias de aventureros, escaladores, osados y temerarios durante años. Recibe este nombre porque el caminos e construyó para que el rey Alfonso XIII pudiera recorrer las obras consecuencia del levantamiento de la presa y el discurrir del río entre las montañas. Esto aconteció en el año 1921. Las mañas lenguas subrayan que el rey se asomó ante aquel abismo y rechazó cortésmente la posibilidad de un paseo. La estructura montada ha servido desde entonces para que cientos de personas recorran este camino único en la provincia de Málaga. El paso del tiempo ha deteriorado las instalaciones y lo que era una aventura se ha convertido en auténtica peligrosidad. El Caminito del Rey se ha cerrado. Pero para alegría de futuros y pasado visitantes, hay un proyecto de rehabilitación integral que comenzará en la primavera del año 2011 y que se detalla en el siguiente artículo del diario SUR. Somos muchos, nos incluimos, los que esperamos con ansiedad el momento de su reinauguración, poder recorrer las paredes verticales de este enclave espectacular. Para todas aquellas personas que no conozcan el Caminito del Rey exponemos aquí dos ejemplos en formato de vídeo extraídos del portal YouTube. Si algún lector tiene curiosidad, sólo hay que teclear Caminito del Rey en la mencionada web y le aparecerán multitud de referencias.







Despedida

El viento no llegó a agitar el enjuto cuerpo de Alfonso XIII, pero sí espoleó nuestra imaginación y ahora nos pintamos sobre ese altísimo pasillo, oteando el fondo del cauce fluvial ahí abajo, muy abajo. Vemos una bandada de palomas volar bajo nuestros pies y dos aves rapaces. Llega hasta nuestros oídos el trueno del río, como una promesa de peligros infalibles. Suspiramos y esperamos. Esperamos la llegada de su reapertura. La reapertura del Caminito del Rey.

Información útil y enlaces de interés

Sopas Perotas: Tal y como apunta la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol La fama de la ‘sopa perota’ ha eclipsado en cierto modo la gran variedad gastronómica de esta zona, basada fundamentalmente en los excelentes productos de su fértil vega. La receta de la sopa perota es, en principio, aparentemente sencilla, pues los ingredientes no van más allá de un sofrito mezclado con agua y trozos de pan, y que se suele acompañar de frutas del tiempo (uvas, chumbos, naranjas e incluso pepinos y cebollas crudas). Lo complicado es conseguir la medida justa y el sabor tan especial de este plato. De este modo, el primer sábado de octubre se celebra cada año el “Día de las Sopas Perotas” jornada gastronómica dedicada a este plato durante la cual el Ayuntamiento reparte más de 7.000 raciones además de gran cantidad de degustaciones de productos típicos, así como gran número de actividades que se organizan durante esta jornada.
Enlaces de interés: Tomamos como referencia la página web del Patronato de Turismo de la Costa del Sol y la página web municipal de Álora a la que habría que añadir la multitud de referencias que aparecen en YouTube y los buscadores web sobre el Desfiladero de los Gaitanes, el Chorro y el Caminito del Rey.

Este blog queda abierto a los comentarios, anotaciones, opiniones que los navegantes deseen realizar. Nos vemos en El Color Azul del Cielo.

1 comentarios:

Nekane dijo...

Una joyita Álora empezando por el nombre.Me ha fascinado todo:Paisaje,iglesias...comida.
Te felicito por la última foto:es increible.
Para vídeo de EL Caminito del Rey no tengo ni palabras.Estaba SINTIENDO el vértigo sólo con mirarlo,y no te digo nada cuando he visto una sombra y unas botas que me resultaban muy muy familiares.
Un abrazo Israel y desde luego Felicidades por la crónica tan tan vívida de hoy.